No había tiempo que perder. Tenía que ser esa noche, la mas oscura, justo antes de Navidad.
Miró a su alrededor y furtivo, forzó la cerradura. Aquel portón de madera no tenía ningún secreto para un profesional como él. Les perseguían de cerca y sabía que no había margen de error en aquella misión.
No pudo evitar dudar del jefe cuando se encontró aquel agujero frío, sin ninguna luz y con olor a puerco. ¿Se trataba de un error? Volvió a mirar hacia arriba. Era el lugar señalado, pero los refuerzos que le habían prometido no llegaban y temió por el destino que les aguardaba si aquello salía mal. Regaló una mueca de falsa seguridad a su compañera que le contestó con un guiño de complicidad. Ella nunca dudaba del de arriba. María ya sabía cómo acabaría todo aquello y aún así sonrió: "Éste podría ser un buen principio para un best seller"
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