Se niega a esa existencia que le tiene colgado un mes para estar el resto del año encerrado y a oscuras. Lleva las últimas semanas planeando su huida.
Aprovechará cuando todos estén comiendo y riendo para salir a hurtadillas por la rejilla del gas.
Luego irá a hablar seriamente con el jefe. Un ángel se merece algo más que ser un simple adorno de un estridente árbol de Navidad.
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