lunes, 7 de noviembre de 2016

Un futuro brillante

El viento entra por la ventana rota del aula. Agita los cuadernos olvidados sobre los pupitres, mientras la pizarra aguarda a que alguien termine de explicar la lección. El reloj torcido sobre la puerta hace tiempo que marca las 7:20. La corriente de aire se cuela por el pasillo y encuentra su salida hasta el patio, donde empuja a un quejicoso columpio azul. Los árboles del parque se agitan a sabiendas que ahora ellos gobiernan la ciudad. La hierba, de más de un metro de alto, baila sincronizada golpeando una fila de coches aparcados frente una lavandería. En ella, una secadora, aún con ropa dentro, cuenta los días de un calendario en el que siempre es Marzo de 2011. El viento mueve la puerta de un supermercado, haciendo sonar una campanilla alegre que no asusta a los clientes, todos ellos de cuatro patas.

Hasta el propio aire quiere huir de allí. Pasa por debajo del cartel blanco con letras azules dónde todavía se lee "La energía nuclear es la energía de un futuro brillante."

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