domingo, 23 de octubre de 2016

Octubre

Me aferro al verano. Hace ya años que se marchó, pero no lo quiero aceptar.
Dejo las zapatillas mojadas fuera y busco unos calcetines secos. En mi ya perdida batalla cedo, y dos camisetas hoy serán mi pijama.
Me encierro en la cocina donde la caldera ya se queja de nuevo. El vaho conquista el vidrio de la ventana y no me importa. Me empaña de la humedad que habita fuera.
Deshago el chocolate puro con canela. A fuego lento, no tengo prisa, ¿habría de tenerla? El aroma amargo y las gotas del tejado insisten en que el tiempo pasa. Lleno una taza de chocolate y arrastro los pies y tu recuerdo. Me siento, y apoyo las piernas en la otra silla siempre tan vacía. Bebo un humeante trago que intenta, sin éxito, reconfortarme.
El olor a tierra mojada no es el mismo que el de aquel agosto. Pero es otoño, es normal, dices desde tu eterno verano. Tu eterno e insolente verano.

1 comentario:

  1. Morriña en estado puro siento al leerlo...y ganas de chocolate caliente dentro, escuchando la lluvia que cae fuera...;)

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